
La construcción del imperioMousieur Vuitton nace en el corazón de Francia, tres meses después de la muerte de Napoleón, un hecho que parece marcar coincidencias entre genios de disciplinas dispares. Criado en una familia humilde de carpinteros, el joven Vuitton aprendió pronto el arte de la madera y a los catorce años decide marcharse a París a buscar fortuna. Un viaje que le llevó un año a pie. La revolución industrial acababa de comenzar y nuestro aventurero se benefició de esta impresionante expansión.En 1851 Luis Napoleón sube al poder y acontece una renovación arquitectónica en todo el país. La opulencia llega incluso a la moda femenina. Cuando las mujeres de la burguesía viajaban debían llevar sus costosos vestidos de seda en grandes paquetes realizados por un especialista, el señor Maréchal. Louis Vuitton era por aquel entonces su aprendiz, aunque no tardaría mucho en desmarcarse de su maestro.
Dos años después diseñaba la marroquinería (el equipaje) de personalidades como la Emperatriz Eugenia, el Gran Duque Nicolás y el Rey Alfonso XII. Tanta demanda propició la apertura de su primera tienda en una de las renombradas calles del Baron Haussmann (4 rue des Capucines, que hoy sigue estando allí).Vuitton sucumbió a la vanguardia Art Nouveau innovando mediante el uso de materias primas como la seda color obispo, la piel de cocodrilo marrón, de serpientes verdes, de tiburón o el cuero rojo marroquí
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